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público
Domingo, 23 de noviembre de 2008
www.publico.es
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«América no es tanto una tradición que continuar como un futuro que realizar»
–Octavio Paz–
América / Europa
Asuntos&cuestiones
gran
Wyoming
Dominio público
pasqual
maragall
Cuando la
verdad divide
a los españoles
Ex presidente
Generalitat de Catalunya
P
or primera vez en años, en
muchos años, América y
Europa están a la par. A la
par en renta por cabeza y a
la par en casi todo. Es cierto que Europa tiene más igualdad. Es
decir: la disparidad de rentas es menor en Europa que en América. Los
americanos, para ser ricos, han tenido que echar mano de muchos pobres, por decirlo así –hace menos de
un siglo tenían aún esclavos, en su
mayoría negros–.
Pero digámoslo todo: de poner orden, o desorden, en el mundo, se ocupan los americanos. Quizás las dos cosas tengan que ver. Dicho de otro modo, los europeos tienen más idiomas,
más culturas, y Estados Unidos más armas. Los europeos, para ser en promedio ricos, no necesitan envilecer tanto
los salarios como los americanos. Aquí
hay más igualdad. Y, encima, hay más
diversidad. Aquí no hay un solo idioma, o dos. Aquí hay un montón, aunque verdad es que todos acabamos hablando inglés, el latín moderno que todo el mundo más o menos conoce, excepto algunos políticos cercanos.
Yo soy europeo hasta el tuétano, entre otras cosas por razones derivadas
de la diversidad de mis progenitores:
ingleses, catalanes, valencianos, andaluces... Pero también por vocación
propia y por formación. A los 17 años
ya corría por París. A los 24, al día de
casarme, me fui con Diana, mi esposa,
alumna del Liceo Francés, a vivir seis
meses en París. Volvimos acá, tuvimos
dos hijas y al poco nos fuimos a pasar
dos años en Nueva York.
Lo digo para poner en contexto mi
experiencia americana. Cada uno tiene la suya, si la tiene... y todos la tenemos, aunque sólo sea por las películas que nos hemos tragado.
Mi experiencia particular es la siguiente: en Nueva York estudiábamos en la New School, fundada por
los alemanes que habían huido del
nazismo, muchos de ellos, posiblemente, judíos: Heilbronner, Hymer,
etc. Marcuse y Shönberg, que, por
cierto, vivió en Barcelona hasta la llegada de Franco, pasaban frío en Nueva York y se fueron a California...
Bromas aparte, nosotros pasamos
mucho frío en invierno y bastante calor en verano, pero, en todo caso, después de unos inicios durillos, nos acabamos enamorando de la ciudad. Dicho sea en beneficio o perjuicio de la
ecuanimidad de los comentarios que
puedan leerme sobre América.
Habría que añadir que Norteamérica no es tan solo Nueva York, sino
que, en cierto sentido, Nueva York es
la antítesis de EEUU y de América en
general. Se trata de la única ciudad, o
casi, con densidades europeas.
Mi tesis doctoral, sobre los precios
del suelo, se basó en el contraste entre América y Europa en este senti-
E
patrick thomas
Todos tenemos nuestra
experiencia americana,
aunque sólo sea por
las películas que nos
hemos tragado
Europa y América
están condenadas a
entenderse, y parece que
en la era de Obama van
a poder reencontrarse
do: Europa es densa en habitantes
y estrecha en territorio, y América,
proporcionalmente, todo lo contrario. Los europeos iban a América, del
Norte y del Sur, en busca de metales
preciosos, pero lo que encontraron,
sobre todo, fue espacio.
“Going West” fue la consigna de los
europeos que cruzaban el charco con
la esperanza de encontrar espacio y
metales preciosos. Chaplin se apiñaba
junto a cientos de emigrantes británicos e irlandeses en el barco que le condujo a Nueva York, donde, en películas
como The Kid (El Niño), pintaba vívidamente las aventuras y desventuras
de esas gentes. América era, para ellos,
Eldorado. Como para los españoles lo
fue América Latina, donde, en efecto, los metales preciosos abundaban
más que en el Norte. Quizás por ello,
el Norte es hoy más rico. Porque había
que trabajar, espabilarse, inventar y
acertar para salir adelante. Los hispanos buscaban oro. Y encontraron resistencia y civilizaciones enormemente más complejas que las del norte. Los
españoles, en parte, fueron seducidos
por los indígenas, a quienes sin duda
maltrataron y en ocasiones exterminaron. Pero aprendieron mil cosas de
ellos. Y aprehendieron otras mil. La
Malinche, dicen, se las arregló para traducir el idioma nativo a Cortés, pero
Cortés se llevó a Europa el oro que enriqueció a España, primero, y que acababa después en manos de los piratas
ingleses. Isabel I ennoblecía inmediatamente a esos piratas: Francis Drake
llegó a ser Sir Francis gracias al oro que
pirateó a los españoles en el Golfo de
Vizcaya. Keynes –que ahora vuelve a
estar de moda– lo explicó muy clarito en un artículo titulado The Spanish
Booty. “Se es conquistador cuando no
se puede ser pirata” era la frase de moda en la Inglaterra isabelina.
Con todos estos antecedentes, se
entenderá que nos emocionara oír
a los gobernantes españoles tratando de obtener una silla en el G-20,
el grupo de los países más poderosos del mundo, no el G-7, que son los
que tradicionalmente han mandado:
¡el G-20! Menos mal que Sarkozy nos
ayudó. Aunque se comprende que
esas cumbres en las que, en el descanso, cuando se habla informalmente
(y por tanto en serio) entre líderes, de
tú a tú, el que no sabe un mínimo de
inglés lo pasa mal.
Volviendo al principio: Europa y
América están condenadas a entenderse, si bien, en reuniones como mí-
nimo a 6 o 7, con Rusia, China, Mercosur, etc.
España hará bien en tratar de hacer humildemente los deberes, empezar por abajo, sin arrogancia, olvidando un pasado imperial que no
encanta a nadie, trabando alianzas
serias, sin paternalismo, con los países iberoamericanos, escuchándoles
en vez de hacerles callar, aliándose
con sus figuras más respetadas, con
los sucesores de Allende, con los dirigentes de Uruguay, Brasil y Argentina, con el mundo cultural iberoamericano que tanto nos ha dado, de García Márquez a Vargas Llosa; rescatando y respetando la figura del Libertador venezolano, Simón Bolivar, que
tiene una efigie caminante en Barcelona, junto al mar. Si no por otra cosa, por la amabilidad y el cariño con
que estos países acogieron a nuestros
exilados cuando el franquismo los
alejó de España: cuando Jiménez de
Asúa, los Trias, los Pi Sunyer, Anselmo Carretero y los federalistas leoneses, y miles de gallegos, cuando Bergamín y Soria, Bosch Gimpera y tantos otros, llegaron, esta vez no conquistadores ni vencedores, sino vencidos, a las costas americanas.
Parece que América y Europa, en
la era de Obama, van a poder reencontrarse. Los 200.000 europeos
que aclamaron a Obama en Berlín
eran algo más que un presagio. Eran
el inicio de un re encuentro en el que
no podemos faltar.
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blogs.publico.es/dominiopublico
l empeño por condenar
al olvido lo que se desconoce es complejo. Se
trata, una vez más, de
ocultar la verdad, como hicieron
los próceres de la patria cuando
dictaron una ley de punto final
sobre la dictadura, amnistiando
a responsables de delitos inexistentes. Obviaron el detalle de especificar qué es lo que se amnistiaba. Los militares apuntaban
con las armas y era difícil hablar.
Ahora que aparecen evidencias de que miles de niños fueron secuestrados, robados a sus
padres y entregados a otras familias, surgen de nuevo voces,
en el Partido Popular, afirmando
que ese tema divide a los españoles y que, además, según Ana
Mato, no interesa a nadie, razón
por la que hay que enterrarlo.
Habrá que fijar en qué cuneta de
la Historia hacemos una fosa común para que nadie sepa nunca
la magnitud de los crímenes cometidos por aquellos patriotas a
los que hemos dedicado tantas
plazas, monumentos y fechas
conmemorativas.
No sé qué se han creído que
son estos señores diputados de
la oposición, pero, en ningún caso, el voto les concede el derecho
a decidir qué somos los demás y,
mucho menos, a pensar por nosotros. Bastante hemos tenido
con librarnos de la fe obligatoria, para que ahora nos impongan lo que nos interesa o no. A
mí sí me interesa señora, y mucho. Si el hecho de conocer la
verdad, lejos de llevarles a la reflexión, les hace recular hacia la
trinchera para apuntalar con la
censura crímenes contra la humanidad, lo que debemos hacer los defensores de la paz y la
libertad es ahondar en el conocimiento de los hechos para librarnos de esa sombra que planea
sobre nuestra joven democracia
y la intoxica con la ignominia de
la legitimación del crimen.
Dice usted, señora Mato, que
esto divide a los españoles. Sólo puede haber dos grupos. Los
que se indignan ante los crímenes, violaciones y secuestros de
niños, y los que no. No basta con
condenar a ETA, hay más criminales aborrecibles que denunciar, aunque sean de los nuestros. Un poco de dignidad y decencia, ya toca.
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13. Expresident de la Generalitat de Catalunya
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2006 --
Type
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Sèrie
Description
An account of the resource
Sèrie documental que recull la documentació generada a partir de desembre de 2006, com a expresident.
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Title
A name given to the resource
América / Europa
Type
The nature or genre of the resource
Article
Creator
An entity primarily responsible for making the resource
Maragall, Pasqual, 1941-
Format
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Castellà
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2008-11-23
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