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8d57667fe4247ca6c99b40fb6ec1eb83
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Voy a tratar de comunicarles un extracto de la experiencia
de seis años de gobierno en el Ayuntamiento de Barcelona y también de reflexiones que tienen su orígen en una larga historia
política.
La esencia del mensaje de esta noche es la prqpqest~ q~¡ . .,.
sector local, de las Corporaciones locales y en especial ge +.op
ayuntamientos, como el sector gestor por excelencia del sector
público, para entendernos del Estado en sentido amplio.
También pretendo hacerles llegar la pasión con la que .~e está viviendo desde Barcelona la historia política de ~ste país.
Quiero defender el autogobierne en un sen~ido :1nuy preciso
y hacerles llegar lo que · creo que es un deseo m:uy sincero de par
ticipar en el proyecto político espafiol en un m9me-,ito §~ce-pcio...,..,..
na!.
Como miembro de una de las comunidades dondi:a la coneie ~cia
de país está más desarrollada, como Alcalde de ;;u capital, com9
catalán y catalanista convencido que soy, debo +eeorQ.ar .c;:rue las
torpezas de la administraci6n central han 'be'Cho ~uch.o por fomentar una percepción del Estado como algo a j eno e intruso.
Los que ahora . estamos al frente de al~ll_n centro de p94er te
nemos la responsabilidad de ganarnos la c.o nfian'Za del ·pl,leblo C?nlas instituciones que dirigimos. Puedo asegurar que d~sde los """
ayuntamientos hemos hecho mucho en ese sentido.
EL SECTOR LOCAL, LOS AYUNTAMIENTOS, PROTAGONISTAS PE
PUBLICA.
-~.'~~ STION
Déjenme que les ponga un .ejemp'l·o ., quizás ex't-;r~~p , .de _1,-0 que
quiero decir cuando defiendo al sector local como ,EJ.e _pj;.o.r cg,~ sto;r
dentro del Estado. Suele decirse en este momento ql,le ;rr@s que la
creación de puestos de trabajo deberi.a preocuparn9s .J·a ~creaciól'.l
de empleadores, de empresarios. O se dice - qu~ .lo •s-egµ-~d o (70.000
empresarios) es precondici6n de l:o primero ·caoo.ooo e~pleos).
España, se insiste, necesita de un aho.r ·:c:o que -.s e ,convj__er:ta
en inversión. Teng.o la convicción de que ·e ste m~can ;i.11mo -:t;.an ortodoxo puede funcionar de una manera -mucho 'más ,efic:i ent,e :.s:i se produce un impulso descentralizado.
Quiero, en 'definí tiva, llamar:les ..la :.at--enc·i6n ?<:>-.Pr-e ~~).. hecho
de que tenemos ya 9. 000 ahorradore-s--invers-o res, los -~yµntamientos
españoles, que son capaces de generar un -cambio _de expectativas
económicas más importantes que e:l impulso -ap~logo ,que se pqdría
provocar centralizadamente con un aumento de 1a circulaci6n ·monetaria desde el Banco de España.
·
No es necesariamente verdad que los 9. 000 ayuntami.entqs .españoles respondan con fidelidad a ·1a cara.c te:r izaci6n de .gr:g:anismo ahorrador-inversor que acabo de describir. Es cierto. No -
�2.
todos esos entes locales han tenido o tienen una actividad arriesgada y eficiente, empresarial en suma.
Pero quiero subrayar que, en las circunstancias políticas actuales, la inhibición no es la norma. Antes al contra
rio. No hace falta más que comprobar la alta rnortalída~ política que se registra entre los Alcaldes de las poblaciones
donde se producen fenómenos de ineficacia. Es una mortalidad
que me atrevería a calificar de tan alta corno la que se regi~
tra en el sector privado de este país.
Esta es una realidad que ha sido presentada como escanda
losa pero lo cierto es que ha confirmado la productividad del
sistema democrático local cómo sistema adecuado para la producción de unos servicios adaptados a la demanda.
En consecuencia, no es admisible un cierto simplismo coyuntural que sitúa el déf ici t corno única referencia y que se
apoya en la superada visión de los Ayuntamientos como gastadores irresponsables. Esta visión es, corno mínimo, insuficien
te.
Mi propuesta del sector local, corno sector gestor por excelencia, tiene que matizarse para incluir consideraciones sobre el tamaño óptimo de las unidades locales: Ayuntamientos ~
grandes y medianos, comarcas y áreas metropolitanas son las di
rnensiones relevantes. Distritos y ayuntamientos pequeños se-~
rían las unidades políticas de· participación· y descentraliza-·
ción territorial.
Dicho esto, los alcaldes han estado más cerca del arqueti
po Schumpeteriano de empresario que muchos de los que profesañ .
corno empresarios. Han corrido más riesgos, incluso en su nivel
de ingresos y en su propi~· vida personal.
Las corporaciones 1ócales comparten algunas de las caractérísticas de las empresas. Es significativo, por ejemplo, que _,
cuando en un universo de economía centralizada ·se quiere esta_.·
blecer un acercarnien·t:o al sistema de mercado se recurre a los .::·
Ayuntamientos. Es lo que se ha producido en Hungría donde, po'r
primera vez, los ciudadanos pueden comprar un papel que da inte:
reses. ¿Quién emite · el papel? · Precisamente los Ayuntamientos:.
Si en un· gran salto nós acercarnos al mercado japonés encon
trarernos otro ilustrativo ejemplo del carácter empresarial de -=
las Corpor.aciones locales. En la lista de emisiones patrocina-·
das por una de las más importantes "security houses" del Japón
hay más de s, de 4 y de 5 ciudades que acuden al mercado de bo~ ·
nos en yens. Más que Estados.
o:e alguna forma ros carnpesi'nos faponeses que ahorran sobre ·
e:Epre:cio protegido del arroz y que han tenido hasta hace poco
muy escasas posibilidades domésticas de inversión ven claro que
invertir en ciudades, sobre todo en Europa, es un riesgo tan só ·
lidcr, . corno rnínirno1 como invertir en papel del Estado. Evidente
mente con el . aval . del Est'ado, pero también sin ese aval.
Puedo anunciarles que Barcelona acudirá al mercado privado:
japonés de bonos, no · todavía al mercado "samurai" o mercado- privilegiado de bonos públicos, en el próximo mes de abr·rl, · en una
cantidad módica, es cierto, a un interés muy convincente, (7,5%},
�3.
y a un riesgo de cambio asumible y sin aval.
Esta pequeña emisión, que se destina a la diversificación
de la deuda exterior, ha de servir también de presentación, pa
ra una posible participación más importante del Japón en la f i
nanciación de los JJ.00. de 1992.
También en el terreno de la informatización la capacidad
de reacción de los ayuntamientos, del sector local es, en lineas generales muy próxima a la que se predica de las empresas.
El Ayuntamiento de Barcelona· fué un pionero en este campo pero
el afán innovador se ha extendido a los municipios pequeños, en muchos de los cuales se ha evidenciado una actitud sorprendentemente abierta. Les contaré tan solo el caso de un ayunta
miento pequeño, el de Monóvar, con el .que he tenido algún con=
tacto por razones de procedencia familiar.
En Monóvar se adquirió un pequeño ordenador sobre el que
muy pronto cay6 toda la imaginación y el entusiasmo del hijo
del farmacéutico local. El programa preparado por este muchacho ha permitido informatizar prácticamente toda la gestión mu
nicipal, con inclusión de las actas de la Comisión municipal =
permanente. De hecho, la calidad del programa es tan notable
que la compañía proveedora del ordenador ha comprado el sofware de Monóvar para comercializarlo entre los ayuntamientos.
Monóvar ya cobra royalties por el invento.
Se han hecho algunas críticas inteligentes de la situación
actual que, en síntesis, atribuyen a la falta de ilusión,al abu
rrimiento generalizado de la coyuntura, la ausencia de las in-versiones que podrían invertir el signo de las perspectivas eco
nómicas. Es un diagnóstico razonable pero quiero advertir con=
tra la cura de caballo que desde algunos sectores se propugna como método para recuperar la ilusión perdida. No creo que una
terapia de choque a base de nuevas presiones sobre la legislación laboral sea lo que este país necesita o puede permitirse.
Tengo el convencimiento de que las condiciones ya son las
adecuadas para la invers·ión. Lo que hace falta es la aparición
de los "rompedores de uniformidad" de que hablaba el profesor García Durán en un reciente artículo. En mi opinión, los ayuntamientos pueden contribuir con normalidad y eficiencia a ese rol de ruptura y estímulo.
Dice J. García Durán que los sistemas se desestabilizan a
la baja cuando en vez de una distribución aleatoria de previsio
nes optimistas y pesimistas entre los inversores se da una pola
rización de previsiones pesimistas más all§. de lo gue es realista a largo plazo .
Probablemente en España estamos en este momento. Un momento en el que se necesitan sujetos sustentadores de expectativas
más realistas, es decir, más optimistas. Esta es la mejor alter
nativa a un cierto doctrinarismo liberal que a veces se nos pre=
dica.
Y que conste que les está hablando una persona que se senti
ría halagada de verse incluida en la tradición liberal, en el me
jor sentido de la palabra, incluso por razones familiares.
�4.
Voy a adelantarles un problema no resuelto en el que creo
que los Ayuntamientos -entiendan siempre el sector local en su
dimensión óptima- pueden y van a jugar, sin duda, un papel pr~
tagonista.
España debe afrontar una revolución cultural pendiente, si me permiten la licencia en el campo de la práctica masiva del deporte. Esto está conectado con lo anterior y va al fondo de uno de los puntos ciegos de nuestra mirada colectiva durante décadas. Incluso la España más ilustrada ha sido con~is
tentemente refractaria a incluir con decisión la práctica deldeporte entre sus objetivos prioritarios. Desde la izquierda
y la derecha más cultas se ha practicado un desdén militante.
Reconozcámoslo.
He hablado de ello en diversas ocasiones con el Ministro
de Cultura y con las autoridades autonómicas y no he encontrado reservas de principio a una campaña correctora.
Sólo una reserva, peligrosa por · otra parte. La que se de
riva del carácter enormemente rentable que políticamente hablan
do tiene o puede tener el deporte considerado como un campo demanipulación. Ahí si que es necesario un espíritu constituyente, una tregua en profundidad.
Una política de promoción del deporte de base, apoyada por
la federación de municipios, las grandes ciudades y los departa
mentes ministeriales y autonómicos concentkios es perfectamenteposible y daría resultados en el · horizonte de ocho años. Incidiria además, lateralmente, pero en forma significativa en algu
nos de los problemas no resueltos como por ejemplo,- el de la se
guridad. El deporte es el menos peligroso de ltis juegos y el más convencional.
Cualquier Alcalde de España se apuntaría a esta bandera.
Y se apuntarán todos. El debate está abierto y precisamente
en un momento especialmente apropiado, en el que preside el de
porte mundial un barcelonés.
Eso sí: es preciso que el Ministerio de Hacienda ponga un
paréntesis en su correcta aversión por los ingresos finalistas
o dé el rodeo que crea conveniente y destine al deporte el rendimiento del loto, u otro sistema semejante, que ya en Italia,
en Francia (sistema mixto) y en otros países está proporcionan
do financiación a la práctica masiva del deporte y a la prepa~
ración de deportistas de alta competición. Y fíjense bien que
hablo de práctica deportiva.
Nadie mejor que los ayuntamientos y en su caso las diputaciones para liderar este proceso que el Estado, debe en parte
financiar y las Autonomías sólo orientar.
QUE ES EL AYUNTAMIENTO DE BARCELONA.
Pero vayamos ya a la descripción de lo que es un Ayuntamien
to como el de Barcelona y lo que es el sector local de España.
Barcelona ciudad, el término municipal de Barcelona, no com
prende toda la ciudad real. La ciudad real es una aglomeración-
�s.
metropolitana de la que Barcelona-ciudad es sólo el centro, que
equivaldría al centro de Madrid. Las cifras siguientes, referi
das al último censo, dan una idea de lo que digo:
Madrid
Barcelona
C.M.B.
Habitantes
Km2.
3.158.818
1.752.627
3.096.831
607
97
477
En el caso de Madrid la aglomeración ha sido consolidada
en un solo municipio. En Barcelona, en cambio, hay 27 municipios para una población parecida a la de Madrid sobre una superficie de algo más de las dos terceras partes. La realidad
metropolitana no fué reconocida legalmente hasta 1974, con la
creación de la Corporación Metropolitana, en parte herédena : de
la antigua Comisión de Urbanismo y Servicios Comunes de los 27
municipios, pero que obtuvo carácter de entidad local municipal.
Los miembros de la Corporación son concejales de los ayuntamientos que la componen. El presidente, elegido por votación
entre los miembros, es ahora el Alcalde de Barcelona.
Uno de mis principales objetivos es fortalecer el papel de
la CMB como institución de servicios que representa a la ciudad
de Barcelona real y que este papel sea reconocido en toda España. Un paso notable, en este sentido, ha sido la inclusión de
la CMB en el Fondo de Cooperación Municipal como un municipio más.
La CMB es una pieza fundamental para abordar algunos proble
mas que, aunque afectan sobre todo a Barcelona, a Cataluña, sonen realidad problemas de Estado: el transporte urbano, el saneamiento de las costas, las aguas residuales, la eliminación de ba
suras, la contaminación atmósférica y la promoción industrial yterciaria.
En la CMB vive la mitad de la población de Cataluña y el 8,2%
de la de España.
El buen funcionamiento de España, su desarrollo económico,
dependen en buena medida del perfecto funcionamiento de la aglomeración barcelonesa, de su prosperidad y de su eficiencia.
El Ayuntamiento de Barcelona es un conglomerado de áreas y
de empresas cuyo giro anual se aproxima a los 120.000 millones de pesetas. Produce desde servicios de software hasta alcantarillas y teatro infantil y representa más del 5 por ciento del producto interior bruto de la ciudad. Es, sin duda alguna, la primera "empresa" de Cataluña y la que genera más efectos colate
rales en todas direcciones.
Tiene más de 11.000 funcionarios y de 2.000 contratados laborales.
Si añadimos la plantilla de los órganos autónomos de
gestión y la de las empresas municipales, llegamos a cifras que
oscilan alrededor de los 24.000 puestos de trabajo.
�6.
El Ayuntamiento de Barcelona ofrece una gama de servicios
muy amplia, que además de incluir los típicos de infraestructura y ordenación de la ciudad, de circulación y de protecci6n ciudadana, etc., abarca una gran diversidad de servicios sanita
rios, sociales y culturales.
Pero a mí me interesa señalar hoy que, por sus especiales
características, Barcelona es un buen avance y una buena muestra de lo que el sector local en general puede llegar a hacer,
si cuenta con la voluntad política adecuada.
Los últimos seis años de gestión han permitido realizar un
saneamiento financiero y una reforma administrativa que, representan un · punto de referencia para el resto de las administracio
nes públicas.
En los meses siguientes a las elecciones del 79 se comprob6
que era difícil aislar los problemas y tratarlos siguiendo un or
den de prioridades. En el caso de Barcelona se inventariaron -hasta 230 servicios específicos y muy diferentes entre sí -desde
guardia urbana y bomberos a hospitales y guarderías- la mayoría
de los cuales carecían de una escala jerarquizada d8 objetivos.
Por otra parte, la situaci6n financiera se caracterizaba por un enorme déficit, producto de una estructura local inflexible y anticuada y de los hábitos adquiridos en los años 60 en los que el crecimiento acelerado permitía pagar los déficits de
un afio con el aumento de los ingresos de los siguientes.
Además, la carencia de autogobierne y la falta de reconocimiento de la realidad catalana desde el gobierno central obligaba al Ayuntamiento de Barcelona a asumir los servicios típicos
de una capital. El Ayuntamiento de Barcelona mantiene 24 museos,
5 hospitales, 11 centros de EGB, por poner los ejemplos más llamativos de servicios que en las otras comunidades presta el Est&
do o, más recientemente la institución autonómica.
Pero es que además de ser capital de Cataluña, Barcelona es
también una capital de España. Este es uno de los puntos que ~
quiero subrayar ante ustedes. Esto es a la vez el reconocimiento
de una realidad y la manifestación de una voluntad a la que lo$ ~
barceloneses más perspicaces no piensan renunciar.
¿Quién se atreve a negar el carácter internacional del Museo
Picasso? ¿Quién no reconoce la importancia que para toda España
tiene la sección románica del Museo de Arte de Cataluña? ¿Cuál
es el teatro de la ópera de España, sino el Liceo? ¿Cuál es el
mayor centro de producción editorial en lengua castellana del mun
do? ¿Cuál es la concentración ferial más prestigiosa y consolida
da de este país? ¿Se ha pensado desde el Gobierno en los efectos
que puede tener el apoyo a un recinto ferial competitivo de las mismas dimensiones?
( ... ).
Les expondré, si puedo brevemente, el proceso de mejora de
gestión que iniciamos en el Ayuntamiento de la mano del Alcalde
Serra y contando con un equipo de trabajo, a mi juicio, de pri.m~
ra calidad.
to.
En primer lugar nos centramos en mejorar el control del gas
Uno de los principales problemas internos era el de una pla~
�tilla incontrolable. Pues bien, en menos de un año hicimos un
censo de personal al servicio del Ayuntamiento; ampliamos y uni
f icamos los horarios implantando un control de asistencia infor
matizado, es decir, hicimos que los funcionarios '~icharan", in=
cluso los médicos; recalificamos al personal, fijando a cada uno la categoría que correspondía al trabajo real que desempeña
ba; simplificamos la plantilla, reduciendo el número de catego=
rías de 260 a 71. Reconocimos a las organizaciones sindicales
y firmamos con ellos un convenio. En fin, toda una serie de me
didas que se empezaron a aplicar en la Administración Central =
tres años más tarde.
En suma, los resultados de este proceso han sido una mayor
tecnificación de la administración sin aumentar el coste en tér
minos reales.
Los frutos de estas medidas, desde la perspectiva actual,
quedan reflejados en algunos datos significativos.
Koy tenernos 1000 funcionarios menos que en 1979. En las empresas municipales, incluyendo autobuses y metro, hemos pasado de 11.200 a 8900 empleados.
A la vista de estos datos algunos se preguntarán como es
posible hablar de los Ayuntamientos como creadores de empleo y
a la vez hacer alarde de congelación de plantillas. No hay tal
contradicción. Se ha congelado el número absoluto de funcionarios y trabajadores del Ayuntamiento y sus empresas, pero esta
congelación esconde una intensa renovación.
Se han incentivado
las jubilaciones anticipadas y a la vez se han cubierto las plazas creadas con la entrada de personal más joven y mejor cualificado.
Y esto, señores, es crear empleo.
Y quiero aprovechar este comentario para man~f e~tar mis re ~
servas ante la propues:ta de creación de empleo publico que se desprende del AES.
Si con los: 50.000 puestos de trabajo que ha
prometido crear la Administración pudiéramos contratar las dos
asistentes sociales que necesitamos para el Barrio del Bes6s,
por ejemplo, o aquel monitor que desde hace 3 años me reclama el ~rea de Deportes y no puedo darle, entonces el plan del AES
si que mejoraría radical y revolucionariarnente la productividad
del sector público y estimularía la creación de empleo en el país . Pero mucho me temo que la realidad no sea ésta.
Hoy los sondeos de opinión realizados en Barcelona sobre la
evolución de los servicios municipales (el último lo encargué en noviembre) han evidenciado la existencia de una valoración ciu
dadana positiva.
Otros puntos han sido objeto de valoraciones menos positivas.
Me referiré a ellos más. adelante, en calidad de problemas no resueltos.
Lo que probablemente no saben los barceloneses es que el aumento en la cantidad y la mejora en la calidad que han experime~
tado la mayor parte de los servicios municipales se ha producido
sin que hayan aumentado los recursos consumidos por el Ayuntarnie~
to.
Dicho de otro modo, los gastos ordinarios totales fueron en
1980 de 79.067 millones de pesetas actuales, prácticamente la -
�8.
,misma cifra que el total del presupuesto ordinario de 1985 (72.501). En el mismo período los presupuesto de la Administración general del Estado han pasado de 4.173.697 millones
en pesetas constantes a 7.060.407, es decir, se han multiplicado por 1,7. Para no citar el caso de las comunidades autónomas, ni el de muchos ayuntamientos.
¿Qué ha pasado pues? En este terreno, como en otros muchos, los milagros escasean y la respuesta es, por fuerza, de
manual. Sencillamente se ha aumentado la productividad de los
recursos.
Además, la disminución que, en términos reales,ha experimentado la carga financiera en este período, ha permitido la regularización de algunas transferencias que no eran objeto de" contabilización presupuestaria como en el caso, parcial aún, de los transportes públicos.
Ello...húbiera áidó imposible sin la asunción por el Estado :de la liquidación de las deudas hasta 31 de diciembre de 1982.
Que quede claro.
Permítanme que les cite algunos ejemplos. En la planta incineradora de basuras y productora de energía eléctrica, el cos
te por Tm. eliminadas ha pasado de 2647 ptas./Tm. en 1980 a 1339 ptas./Tm. en 1984. Aquí, además de mejora de la productividad ha habido un reajuste de precios en la energía producida,
puesto que los anteriores eran de hecho una subvención a las
-compañís'elétric.
En los hospitales municipales de Barcelona, los costes por
cada UBA, únidad básica de asistencia, en 1984. fueron de 15.691.
ptas. por UBA y día en el Hospital del Mar y 16.060 ptas. en el
Hospital de la Esperanza. En los hospitales de la S.S. este coste es desconocido. La subvenciín que hemos recibido ha sido
de 10.472 ptas. por UBA y día. En otros centros la subvención
ha sido de 20.000, en S. Pablo y el Clínico y de 15.000 en centros privados.
Hasta aquí los hechos. A continuación, las interpretaciones y, si es posible, las recomendaciones, que al menes a esta
pretensión responde el título de la conferencia.
Vamos primero pues, con las interpretaciones de ese fuerte
aumento de la productividad administrativa. En mi opinión, las
causas del fenómeno, como las de casi todo en la vida, son múltiples. Pero creo qué, a los efectos que aquí interesa resaltar, pueden resumirse en dos grupos significativos.
El primero, que creo común a la mayoría de los ayuntamientos,
'consiste en haber sabido aprovechar adecuadamente los estímulos
-productivos que la democratización de la vida municipal comporta: la transparencia en relación a las condiciones de trabajo,
a los horarios, a las retribuciones, a las incompatibilidades.
La negociación colectiva. La critica y la participación ciudadana, que en nuestro caso se han visto muy facilitadas por el proceso de descentralización territorial.
Este conjunto de factores constituyen estímulos muy poderosos para aumentar la eficacia y la eficiencia de la máquina munucipal que, nunca debe olvidarse, funciona en un escaparate. .
�9.
Creo que esta característica es sobradamente conocida y
por ello no voy a extenderme sobre ella. No hay que olvidar,
no obstante, que constituye la justificación de fondo de la
eficiencia productiva del gasto público local en relaci6n al
de otros sectores de la administración.
En segundo lugar y aquí quisiera ser voluntariamente inmodesto, el Ayuntamiento de Barcelona-oes probablemente la adml:
nistración pública que más ha contribuído, . tanto en el terreno de los planteamientos como en el de los hechos, a poner en
crisis el modelo de organización y gestión burocrático que ate
naza a nuestras administraciones públicas.
Hace pocos días, el profesor García de Enterria a quien le encargamos la defensa del caso, nos comunicó que la Audiencia Territorial de Barcelona había fallado a favor del Ayuntamiento en el recurso interpuesto por éste contra la decisión de un anterior Gobernador Civil de suspender un acuerdo del Ayuntamiento de Barcelona. El acuerdo suspendido, de 1981, cu
ya eficacia queda reconocida ahora, en 1985, por la Audienciacontra las figuras de controlador del gasto y coordinador de
Régimen Interior.
EL SECTOR LOCAL
Pero déjenme entrar en lo que es quizás el meollo de mi ex
posicion, o en todo caso el sentimiento que creo más importante
comunicarles hoy. El subsector local de la Administración Pública española, con más de . un billón de pesetas de operaciones
sobre un total de ocho billones de pesetas, representa una parte no despreciable del conjunto del sector público. Junto con
el sector autonómico que sobrepasa también el billón alcanza,
según datos de la Dirección General de Coordinación de Hacien- ~
das Territoriales, el 29 por ciento del gasto público consoli~
dado sin seguridad social, mientras que en Italia y el Reino Unido este nivel es del 17 y del 26 por ciento, respectivame.n te.
Esto quiere decir que estamos en niveles de descentraliza- ·
ción territorial del gasto más plausibles de lo que comúnmente
queremos admitir. Admitámoslo.
Sin embargo, estamos lejos no sólo de los objetivos que el
informe de expertos del año 1980 fijaba como deseables para el
proceso descentralizador español (recuerden ustedes: 50-25-25)
sino lejos realmente, después de analizada la experiencia de estos años, de lo que la realidad permite ya hoy.
Sobre todo el subsector local. Este sí que es la cenicienta de los subsectores locales europeos en cuanto a participación
en el gasto consolidado, al no superar el 15 por ciento del sector público sin seguridad social.
Hay que enfocar correctamente es.ta situación. Y hay que hacerlo, yo creo, ahora mismo, es decir en el momento en que se
plantea la revisión del sistema de financiación autonómica, una
vez acabado el período de transición definido por la LOFCA y al
gunos estatutos como el de Cataluña.
Y aquí quiero decir que estoy de acuerdo con las cuatro objeciones que el presidente Pujol plantea al sistema de financia-
�10.
ción vigente. El criterio del coste efectivo no tiene en cuen
ta que en Cataluña, servicios como la Sanidad o la Enseñanza tienen una cobertura pública menor que en el resto de España.
La relación pública privada en Cataluña es 40-60%, mientras que en el resto de España, 60-40%. Los impuestos cedidos, por
otra parte, no son un buen sistema, puesto que desincentivan la productividad fiscal. El Fondo de compensación interterritorial es poco justo, puesto que no tiene en cuenta el volumen
real de las competencias que presta cada comunidad. Y, por último, la inversión de reposición no habría de contabilizarse aparte de la nueva.
Me gustaría hacer una breve referencia · a la propuesta Obiols-Armet de revisión financiera. Esta propuesta distingue
tres fuentes de ingresos. La primera debería basarse en la atribución a las comunidades autónomas del rendimiento de una
parte de los impuestos generales que se recaudan dentro de su
territorio. La segunda fuente de ingresos debería ser la participación de las Comunidades en un fondo de igualación de carácter general, y la tercera un fondo de desarrollo que preven
dría del FCI perfeccionado y desarrollado.
Hay que ser conscientes de que toda esta transición, esta
revisión y estos objetivos plausibles se plantean en un marco
de dificultad que no voy a ocultar: déficit del sector público
en torno al 5 por ciento del producto bruto.
Creo que estos problemas no carecen de soluciones. Soluciones difíciles pero, en definitiva, posibles. No veo en el
horizonte de los próximos cuatro o cinco años otra posibilidad
de avanzar hacia el objetivo del 25 por cientp de participación
del subsector local en el sector público y se hacerlo sin mermar los recursos de las autonomías que recurrir a medidas fiscales hoy no contempladas por la legislación vigente o, quizás,
poco desarrolladas.
Mi reflexión se encaminaría, por lo tanto, hacia el diseño de las posibles medidas fiscales que, en el marco dr un aumento del presupuesto bruto de las comunidades autónomas permi
tiera, vía redistribución y a través de la creación de fondosde cooperación municipal en las autonomías, un aumento de la capacidad neta de gasto del subsector local.
Es muy posible que la mejor solución se encuentre en la
consolidación de un fenómeno que está surgiendo, no sin errores de implantación, de un principio de fiscalidad en el nivel
de las administraciones autonómicas.
El Alcalde de Barcelona está dispuesto a defender esta incipiente f iscalidad autonómica siempre que se den tres condicio
nes: (1) que los recursos obtenidos se dediquen a nutrir la ca~
pacidad de gasto ·de los Ayuntamientos, es decir, del sector gestor por excelencia; (21 que la redistribución se haga objetivamente y (3) que la población perciba claramente el beneficio.
Se ha inciado ya esta línea con el recargo sobre la renta
impuesto por la Comunidad Autónoma de Madrid y, más limitadamen
te,con el impuesto sobre el bingo establecido por la Generalitat
de Catalunya y podría seguir con un impuesto específico metropolitano o autónomo para la financiación de una parte pequeña del
déficit de los transportes públicos.
�11.
Pero las exacciones que se puedan establecer de acuerdo
con esta concepción fiscal, anque se refieran en todo caso a
problemas de tipo específico y a zonas concretas del país, ~
deberían dejar a salvo el principio de que, a medio plazo, los impuestos no han de tener un carácter estrictamente fina
lista.
A medio plazo, la solución es federalizante.
Renta, Sociedades e IVA, repartidos entre los tres niveles de gobierno.
Como en Alemania.
Se ha de producir una auténtica redistribución en cascada en dirección del sector público autónomo y del sector público local. Y el Alcalde de Barcelona defenderá siempre que
en esa redistribución progresiva se introduzcan criterios de
optimización, exigencias de control de calidad y máximos y mí
nimos por parte de la administración central y, lógicamente,de las administraciones autónomas.
Es más. Me gustaría subrayar con toda claridad que los
gobiernos autónomos deberían reconocer que la esencia misma
de su poder político, de su rol político en relación con las
administraciones locales, consiste precisamente en eso: en la determinación de los criterios políticos que pueden orien
tar el gasto de los recursos por ellos controlados.
Los gobiernos autónomos no han de ser unos ayuntamientos
grandes.
Han de ser la generalidad, no la particularidad. No se
trata tanto de que tengan maestros y guardias en nómina como
de que formulen unas políticas orientadoras de la gestión de
unos recures transferidos y administrados desde los Ayuntamientos. En este marco que propongo, la esencia de la actua
ción política de los gobiernos autónomos·· consiste, por lo tan
to, en impulsar, incentivar, estimular la innovación y proponer objetivos cualitativos.
No quiero dejar de lado el marco legal en que se sitúan
estas reflexiones. Todavía es~e.mos, como es archisabido, en
un período constituyente. Vaya por · delante que mi deseo y mi
convicción es la de que este período desde terminar ~·
No cabe esperar ya mucho más de un esfuerzo legislativo
constit.urente y quizás sea mejor a las alturas de 1985 concebir
el trabajo de nuestras cámaras ·como algo más pegado a la reali
dad de gobierno cotidiana y por tanto más dado a las adaptacio
nes legales del marco existente que a la creación de nuevos -marcos.
Les voy a dar un ejemplo de lo que hay que evitar. La ley
de Presupuestos Generales del Estado para 1985 contiene un error,
que hay que subsanar urgentemente, que puede costar a los municipios de la Corporación Metropolitana de Barcelona una merma en sus ingresos de alrededor de 600 millones de pesetas. En efecto, la ley establece que, a efectos de cálculo de la Contri
bución Territorial Urbana, se tomará como base las valoraciones
vigentes el 31-12-84. Esto quiere decir que los ayuntamientos
que habían actualizado sus catastros y establecido unas valoraciones cuya vigencia empezó el 1-1-85 se encontrarán con que las previsiones de ingresos de sus presupuestos no podrán cumplirse. Y no porque los ayuntamientos hayan obrado irresponsa-
�12.
blemente. No. Se habían revisado los catastros. Se habían
obtenido unas valoraciones que aumentaban substancialmente las vigentes, se había acordado la vigencia del nuevo catastro en 1985, y se había calculado la recaudación en concepto
de CTU de acuerdo con el mismo.
A estos casos me refiero, cuando hablo de legislar con vistas a la realidad cotidiana.
Es obvio, sin embargo, que están pendientes todavía leyes básicas y entre ellas de forma destacada la Ley de Bases
de Régimen local.
La Ley de Bases es la menos mala de las Leyes posibles
en este terreno.
Les daré algunos ejemplos del porqué de es
te criterio nada halagüeño y bien moderado en torno a esta =
cuesti6n.
(art. 59 bis, RF, Carta, participación ••. )
Quizás nos falte audacia en el reconocimiento del plura
lismo y la libertad local y nos sobre, a veces, en el recono
cimiento de los beneficios económicos de la competencia entre
individuos.
Porque esos beneficios derivados de la competencia existen aunquee;to sea nuevo para muchos socialistas. Pero son beneficios que, en principio, no garantizan nada completame~
te y, sobre todo, son beneficios no muy distintos de los que
cabe esperar de la multiplicidad de poderes locales no concurrentes pero si contiguos.
La comparación de los artículos 5 i 20.2 de la Ley de Ba
ses de Régimen Local ilustra esta falta de audacia• Efectiva
mente, el art. 5, regulador de las fuentes normativas del ré=
gimen local no prevé la posibilidad de que los Municipios, cuando menos los que por su número de habitantes lo requiriesen, se autoregulen mediante la correspondiente Carta municipal, aprobada con rango de Ley.
Esta carencia es, quizás, la fundamental ya que con su
aceptación podrían obviarse muchas de las demás limitaciones
que contiene la Ley de Bases.
El mismo art. 5, al referirse al regimen organizativo señala que se regirán por la Ley de Bases, luego por las de
las Comunidades Autónomas y en tercer lugar por el Reglamento
orgánico propio de cada entidad.
En cambio, el art. 20.2. establece que las Leyes de las
Comunidades Autónomas podrán establecer una organización municipal complementaria, que regirá en cada Municipio en todo
aquello, en que su Reglamento orgánico no disponga lo contrario.
Es evidente la contradicción entre ambos preceptos. Sería de desear que en el art. 5 por su carácter más general se
estableciera la jerarquía en la forma que lo hace el art. 20.2.
En todo caso, con la previsión de órganos que hace la Ley
de Bases en el art. 20.1. sería suficiente, sin ~stablecer la
posibilidad de que las Comunidades Autónomas pudiesen legislar
sobre la materia, _ya que cualquier intervención ampliando lo
�13.
establecido en la Ley de Bases significará siempre el limitar la
capacidad autorganizativa municipal.
Más aún, el art. 5, en su apartado E) establece que en cuan
to a las Haciendas locales se regirán por la legislación estatal~
en segundo lugar por las Leyes de las Comunidades Autónomas y en
tercer lugar por las Orde~anzas fiscales de la propia entidad local.
Por su parte, el art. 105 repite~que las entidades locales
tendrán autonomía para establecer y exigir tributos de acuerdo con la legislación estatal y la legislación autonómica.
No se vé la razón por la que las Comunidades Autónomas puedan legislar sobre Haciendas locales cuando el art. 132.2 de la
Constitución sitúa al mismo nivel a dichas Comunidades y a las
Corporaciones locales al establecer que "Las Comunidades Autónomas y las Corporaciones locales podrán establecer y exigir tribu
tos, de acuerdo con la Constitución y las Leyes; y estas "Leyes"
son las estatales ya que el propio art. 133, en su apartado 1,
establece que "la potestad originaria para establecer tributos
corresponde exclusivamente al Estado, mediante Ley".
Esta "Ley" es el único techo constitucional que tienen los
Municipios para establecer y exigir tributos y no cabe, por tanto, interponer otro filtro legal autonómico.
PROBLEMAS NO RESUELTOS
No puedo dej~r de referirme a una serie de problemas pendientes que en los seis años de administración local democrática no se han podido resolver todavía o que han aparecido como
nuevos durante el mismo período. Se trata del problema de la
drogadicción y de sus concomitancias en el campo de la seguridad y la administración de justicia e, indirectamente, la sanidad, así como otros relativos al comportamiento civil en una fase de transición.
En relación a las drogas, los últimos 5 años han visto crecer unos fenómenos muy parecidos a los que ya conocen otros
países, especialmente los EE.UU. desde hace quince o veinte años. Me refiero tanto a la extensión de su consumo, como a sus repercusiones sociales, sobre todo en el terreno de la seguridad ciudadana y la criminalidad, como a los debates que genera.
Es previsible que debamos convivir durante muchos años
con las drogas y más concretamente con la heroína. Y que lo ha·
gamos en medio de un debate intenso e importante,entre quienes
ven en la ilegalidad de la droga la causa de los males y quiénes piensan que sólo la actuación represora puede poner fin a
la drogadicción.
No existe una forma única y definitiva de tratamiento de
los heroinómanos a largo plazo. La discusión entre profesionales gira sobre todo en torno a las medidas de reinserción y de
prevención. Pero lo que está claro es que hemos de afrontar,
como mínimo, los aspectos sanitarios de la drogadicción. Estamos obligados a atender al toxicómano que busca ayuda. Todas -
�14.
las medidas que se adopten deben ser evaluadas por los equipos
que las lleven a cabo y por la Administración.
Hoy puede haber entre 5.000 y 12.000 heroinómanos en mi
ciudad. Cincuenta mil en España. Tengan en cuenta que un gra
mo cuesta 20.000 pesetas y surgirá la cifra de mil millones -diarios de volumen de negocio.
Pero en este túnel empieza a verse la luz. La experiencia de los EE.UU. nos enseña que · la -toxicomanía es una enfermedad que se cura con la edad. No hay heroinómanos de 50 años.
:Está claro que algunos se quedan en el camino, que mueren antes de llegar a esa edad. Pero lo que parece claro es que la
incidencia de la adicción es menor cuanto mayor es el grado de
madurez y adaptación social del individuo.
¿Dónde puede hallarse una solución al problema? En mi opinión, la salida pasa por · los siguientes elementos: actuación
coordinada de los distintos niveles de gobierno y, desde luego,
de los diversos departamentos; acotar la entrada; reinserción;
prestación de un servicio de urgencias; y presencia de un protagonista, un nivel de gobierno gestor o un comisario.
Probablemente, la gestión de los ~rvicios sanitarios es
el "test'' más importante para esclarecer como será el reparto
de funciones entre las Administraciones públicas.
Los servicios sanitarios representan una parte importan
te del PIB y del gasto anual de las Administraciones Públicas.
Son, sin duda, la columna vertebral de los servicios personales transferidos a las Comunidades Autónomas.
En esta clase de situaciones es donde tenemos la oportunidad de establecer una distribución clara de funciones entre
las Comunidades Autónomas y los Ayuntamientos. La gestión por
parte de la Administración local, también aquí es garantía de
eficacia e innovación.
Se ha dicho de los servicios sanitarios gestionados por
la Administración local que nos conducirían a hipotecas políticas expansionistas y despilfarradoras.
Nada más lejos de la realidad ya observada. Cuando la
Administración local ha intervenido en este terreno lo ha hecho atendiendo necesidades que las ·Administraciones excesivamente burocráticas y poco participativas habían ignorado, como Planificación Familiar, Salud Mental, etc.
No solamente en estos casos sino también cuando se gestionan instituciones complejas como hospitales, también la Ad
ministración local ha mostrado tener la fuerza política y elconocimiento profesional para hacerlo de la forma más ef icien
te. Ya he dicho antes que el coste de cama/dia en los hospi~
tales municipales es menor que el de los de INSALUD.
La propuesta de un Consorcio de Hospitales Públicos en
Barcelona, con la presencia de la Administración Autonómica
en su órgano de Gobierno, es la plasmación de la voluntad del Ayuntamiento de Barcelona de asumir la gestión de la sanidad en el ámbito del municipio.
�15.
La inclusión en la Ley General de Sanidad de la delegacion de gestión a los Ayuntamientos de las Grandes Capitales
sería la asunción del reto por parte de la Administración Cen
tral y Autonómica.
En cuanto a la actuación de los Ayuntamientos ante el problema del paro, hay que ser sinceros. Sólo acabamos de empezar.
En Barcelona hay 270.000 jóvenes entre 14 y 24 años.
Entre los 16 y 24 años el 42% está en paro.
Tenemos una tasa de no escolarizados del 11%. El fracaso escolar, entendido como alumnos que repiten cursos, no como
abandono de estudios, es del 50% en EGB, 55% en BUP y 75% en
FP. Estas cifras nos dan una idea de la magnitud del problema,
tal como está ahora y como puede agravarse.
Sin embargo, creo que hay en nuestras ciudades, en nuestros pueblos, elementos que nos permiten afrontarlo con optimismo.
Este verano, durante la Fiesta Mayor de la Taixonera, barrio relativarner.te marginado de Barcelona, me dí cuenta de
que teníamos los elementos de un problema y los elementos de
su, s6lución.
Los jóvenes del barrio están en su mayoría parados y el
barrio tiene muchas cosas que arreglar. Pero tiene más, tiene un sastre que es presidente de la Asociación de Vecinos y
que e~~capaz de organizar los actos y las fiestas en las que
esos JOVenes participan, es decir, que es capaz de llegar a
ellos. Y aún hay más, en la parroquia, más o menos destartalada por las sucesivas agresiones a sus cristales, un profesor de música da clases, primero a unos niños y luego a sus
padres.
He aquí la materia prima de un problema gue debería ser
soluble: o somos capaces de convertir este puzzle en algo relativamente ordenado en que los recursos existentes tenganque ver con la solución del probl9ma, sin infri::;i= las leyes gene
rales de la economía y la sociedad, o bien se=á muy difícil -convencer a estos individuos y, en segundo l~;a.:::-, a ~is concejales y a mi mismo de que esas leyes sirven ~=-=a algo.
El Ayuntamiento de Barcelona se ha pl~~=ado la creación
de un dispositivo mínimo de actuación en el ==.::.po de lo que se
llama, en terminología de la OCDE, las inici~~ivas locales de
creación de empleo (ILCE) .
Con esto hemos variado una oosición ce =8r.do. Hasta aho
ra no admitíamos con resoecto al paro otra responsabilidad que
la de ayudar a paliar sus efectos. Nunca participamos en el combate de sus causas. Y la verdad es que seguiremos siendo contribuyentes muy marginales en ese combate.
Pero admitamos desde ahora que se nos hace difícil decla
rarnos totalmente irresponsables en esta cuest~ón. Por una ra=
zón. La duración de la crisis es mayor de lo que hadie había
previsto. Y esta mayor duración tiene efectos cualitativos.
La posibilidades de reinsercion laboral de una oersona a medida que se alarga la duración de su desempleo, aecrecen en proc~esi5n
aec~§t~i~3.
�l 6•
Los problemas de disciplina en la circulación, para citar .otro problema mal resuelto, son reflejo de una cierta cruie
bra del principio de autoridad. Estarnos viviendo una crisis
de las profesiones que implican autoridad. A consecuencia de
esto existe una impunidad infractora que hay que resolver para
mejorar, por ejemplo, el tráfico de las ciudades.
=
La población de Madrid ha perdido sesenta mil habitantes
entre los dos últimos censos.
La de Barcelona ha permanecido
estancada. Sin embargo, en el mismo período el número de coches ha aumentado en un treinta por ciente.
Obviamente, la anchura de las calles no se ha modificado.
Si pusiéramos en fila india los coches que se matriculan
cada mes en Barcelona llegarían desde la Avenida del Tibidabo al Paseo de Colón, o si lo prefieren, desde Ato=ha a la Plaza de Castilla.
En este campo tenernos que actuar sin esperar ninguna nueva Constitución. Bastaría una elevación del código de cir
culación al nivel normativo adecuado y una sabia utilizacióndel mismo en tanto los ministerios de Interior y Justicia se
ponen de acuerdo sobre si es posible judicializar el cobro de
las multas, discusión de aran calado cívico. También aquí estoy en . la línea del Presidente del Gobierno, cuando reclama menos leyes y más actos.
Desde luego, entre los actos necesarios figura la construcción de apa=camientos y una mayor imaginación en · las medidas del tráfico central.
¿Nos atreveremos?
Quizás u~ aumento de las multas por aparcamiento incentivará el uso ce aparcamientos de pago y hará rentable su cons
trucción.
En el ca~po de la seguridad ciudada~a, seguimos fracasando todavía. Pero estarnos · cerca de saber corno hemos de salir
de la actual si~uación.
Hace más ce un año, antes del cierre de tiendas, creé una
Comisión, con el ex-Alcalde Socías al frente, y le dí, un plazo
de doce meses para saber las causas, las características y las
salidas posibles del problema.
Lo primero que hicimos fué una encuesta.
Los resultados
fueron aterradores: 19,6% de victimación. Luego siguieron los
análisis y las primeras medidas provisionales que han sido muy
i~portantes por su carácter innovador en el terreno de la cooperación entre cuerpos de seguridad. Hoy el clima es mejor, incluso mucho mejor, pero puede empeorar mañana.
(Fatalismo: el
relojero y el farmacéutico).
Tengo la seguridad de que antes de dos meses oodremos adoo
tar algunas grandes decisiones, claras y operativas.
El problema de la financiación de los transportes públicos
requiere también la perspectiva de las soluciones específicas.
En el caso de Barcelona, como en el de ~ladrid, la singularidad
radica en el carácter metropolitano de los servicios prestados
�17.
y·en los déficits que se derivan de la gran complejidad de los
modernos sistemas de transporte urbano.
La fórmula de financiación de los transportes públicos debe recoger el hecho de que las áreas metropolitanas constituyen
unas concentr..acdones de servicios de al ta rentabilidad para el
conjunto de todo el estado y que, en consecuencia, los costes
generales deben ser asumidos por el conjunto de las administraciones públicas.
Todos los problemas a los que me acabo de referir requieren unas soluciones específicas. Pero en el caso concreto de
Barcelona, las soluciones pasan igualmente por la constatación
de la capitalidad que Barcelona ejerce de hecho, en diversos terrenos y que tiene voluntad de consolidar.
Quiero añadir que el reconocimiento que el Alcalde de Barcelona propone no se circunscribe a la esfera de unos derechos
económicos. Barcelona propone un reconocimiento político de su
capitalidad.
MADRID Y BARCELONA
En este mismo marco me siento obligado a subrayar la actua
lidad de los valores ciudadanos que con frecuencia se han vistoperjudicados por la presencia de una capitalidad política.
Como Alcalde de Barcelona he glosado con frecuencia esta
contraposición entre el debate propio de las ciudades y el inevitable grado de uniformidad que provocan las capitales y lo he
hecho, precisamente, para advertir sobre el proceso de capitalización de Barcelona generado · por la autonomía.
Pues bien, el Alcalde de Barcelona cree que es muy positivo para el país en general y para Madrid en particular, la gradual consolidación de un Madrid local, de un Madrid autonómico,
de una ciudad viva en suma, frente al Madrid oficial y capitalino.
He vivido personalmente la aparición de poderés ; locales en
París y Washington. Se trata de un fenómeno que fué visto con algunas reticencias pero que se ha impuesto con gran naturalidad.
La realidad se ha impuesto.
Es importante que exista un equilibrio entre el rol de capi
talidad y el más genérico y hasta cierto punto opuesto de ciudad.
Y ahí está, quizás, la diferencia que todavía se aprecia entre el caso español y la posición que en sus respectivos países ocupan Washington o Bonn, por citar sólo dos ejemplos relativamente
distantes. Ni Washington ni Bonn pretenden ser al mismo tiempo
la capital y la primera ciudad.
Está claro que la situación no es aquí la misma. La realidad de Madrid es también un dato que se impone. Pero tengamos al menos el sentido común de reconocer que la Ley no agota
la realidad.
Sería más mbio y más prudente aceptar la idea de
un cierto dualismo fáctico.
Quiero subrayar, por otra parte, el carácter de
B~rcelona
�18.
como banco de pruebas. La derecha catalana y la española no han
vencido nunca en Barcelona en una contienda electoral que no fuera limitada estrictamente al Gobierno de Cataluña. Su política
española no ha obtenido aún una aprobación mayoritaria ni en Ba~
celona ni en Cataluña. Las elecciones Generales del 82 fueron
un intento. Las Municipales del 83 otro.
Ahora, la derecha catalana ha visto que tiene que jugar sus cartas españolas boca arriba, confesar sus afinidades españolas para ganar en Cataluña. Y la derecha española reconoce que tiene que prescindir de su hist6rica aversi6n a entenderse
políticamente con los hombres de negocios catalanes. Políticamente, porque económicamente, siempre se entendieron. Todo esto, seguramente, no es malo. Puede que complique las cosas.
Pero no más de lo complicadas que realmente son en si mismas.
En este contexto quiero proponerles una reflexión. Una
medida de prudencia política sería, quizás, no abusar excesivamente del término nación ni al referirse al gobierno de España ni al referirse a Cataluña.
Es mejor emplear el específico España, sin complejos, y
el específico Cataluña, que el genérico nación. La ambigüedad
calculada de la Constitución exige ciertos sacrificios de todos
en este sentido.
Sin duda, un gobierno que no haga uso frecuente del adjetivo nacional renuncia a un resorte ·importante o, más que impoE
tante, conforiable. Y debo decir que en este sentido el Presidente del Gobierno de Cataluña, suele, últimamente, cuidar su vocabulario. Más quizás que algunos miembros del Gobierno Espa
ñol y que los medios de comunicación que, aquí, gustan de lla-marse "nacionales" y que en Barcelona llamamos "españoles".
Pero nadie puede hacerse ilusiones, afortunadamente, sobre el poder de convocatoria de las palabras. Un cierto escepticismo verbal no ha de tener grandes costes.
Y si no, reparen Vds. en el enorme prestigio adquirido por
el Alcalde de Madrid, entre otros merecimientos, mediante una sa
bia polisemia, y un saber estar al tanto de los cambios de lengua
je, rechazando toda machaconería y simplismo.
Por último, les voy a decir como Alcalde de Barcelona que
recojo la esperanza de la generación de nuestros mayores cuando
dirigién:lcsea España la llamaban a despertar de un letargo secular. Y llamaban desde una periferia que se creía inc0mprendida.
Estoy conve.n cido de que hoy se han puesto las bases objeti
vas para que esa comprension que a veces es un asunto mucho me-nos épico de lo que suele creerse, sea posible.
Sin embargo, hace falta todavía un esfuerzo grande en el
camino de la confianza para conseguir que sean realidad los sue
ños de nuestros abuelos e infundados sus temores.
En resumen, el modelo de gestión posible en España, que debería comenzar a aplicarse hoy para estar rodado en 1990, debería
tener en cuenta los siguientes criterios y propuestas.
(1) Legal o prácticamente las competencias del Estado y las
�19.
autonomías (sector nacional) deberían ser taxativas, es decir,
con númerus clausus. Lªs locales residuales.
La Constitución lo permite.
En ello hay un riesgo para los dos sectores "nacionales".
Que lo asuman.
Si no lo hacen perderán legitimidad sus protestas de no
intervencionismo y autogobierne.
(2) Casi ningún problema puede solucionarse desde un solo
nivel de gobierno.
La atribución de competencias que hacen la Constitución
y las Leyes básicas es sólo una convención simplificadora, útil
y basta. Y a fé que bastante laxa, afortunadamente.
Debe defenderse la complejidad, como hacía Ralph Deahrendorf hace cuatro días en un periódico de esta ciudad, pero no,
como él cree, atribuyendo pendularmente las competencias arriba
y abajo, antes arriba, luego a la escala local y ahora de nuevo
arriba, a escala europea.
No. En nuestra lucha contra la droga vamos a apoyarnos
en el organismo especializado de la ONU, con sede en Viena y vamos a pedir a Barrionuevo más apoyo y a Ledesma más medios pa
ra el fiscal Villarejo y al conseller de Sanidad, Laporte, ayuda en la reinserción. Pero nosotros sufrimos el problema y
estamos por tanto cualificados para un cierto sector de la solución. Para un cierto protagonismo emprendedor o gestor.
La demanda manda, o debe mandar.
(3)
No hay, realmente, competencias exclusivas, ni siquie~
ra plenas. Todas son compartidas. O casi todas. Lo importante
es identificar al responsable o los responsables del proyecto,
de cada proyecto.
El sector público, para el ciudadano, es un conjunto de
personas y medios al servicio de unos determinados programas.
Para el político y el funcionario es a menudo un amasijo
de dificultades y competencias, de recursos o carencias. Grave
error.
Identifiquemos el problema, señalemos los responsables de
su solución y pongamos desde todos los niveles de gobierno los
medios a disposición de los responsables.
Esta es la fórmula.
(4)
El sector local tiene que llegar en cinco, seis o siete años hasta el 25% del sector público sin seguridad social. Ca
si exactamente lo mismo ocurre con el nivel autonómico, que de to
dos modos crecerá todavía un poco por transferencia de nuevos ser
vicios.
Esto significa que en ese plazo, u otro más largo, el Sector Público deberá absorber dos veces el actual déficit, es decir,
cerca de un 10% de la Renta Nacional.
Por absorber entiendo reducir pérdidas tanto como poner re-
�20.
cursos a disposición de niveles que no los tenían.
¿Quieren que les diga la verdad? Esto va a ser muy difícil si no se dan dos condiciones: (1) un crecimiento significativo de la Renta Nacional, por el que yo apuesto sin muchas dudas
( 2) una disposición, en ;·todos los niveles, a deselectorali
zar en cierta medida los temas fiscales.
Todo lo demás son palabras al viento.
(5)
Si todos estos puntos no obtienen traducción legal no debemos inquietarnos.
Los objetivos aquí descritos pueden perseguirse también sin leyes que los consagren.
Es más: estoy convencido de que se irán imponiendo.
La diferencia está en el grado de coherencia y confort
en el desarrollo del proceso político.
Y también el timing.
(6)
Autocontención en el trato con el ciudadano. A to
dos los políticos, a todos los niveles, nos gusta lo que los franceses llaman el bain de foules, el baño de multitudes.
Y a veces es bueno para la salud del colectivo.
la del político.
Y para
Pero no deberíamos tratar de acceder directamente al ciudadano por encima, puenteando, a los poderes elegidos de nivel
más bajo.
Me refiero al contacto político-administrativo. El AES
no debería poder subvencionar directamente a los Boy-Scouts de
Cataluña y si lo hace, el Presidente del Gobierno de Cataluña
tiene todo el derecho a molestarse.
Sólo el protagonismo del Estado central en la política
anti-ciclica (contra el paro) justificaría tal procedimiento,
con el fin de acumular en el menor tiempo posible el máximo po
sible de proyectos viables y eficaces en la creación de empleo.
Y aún.
Del mismo modo el Gobierno de Cataluña no debería en modo alguno crear Oficinas de Bienestar Social en los barrios de
las ciudades industriales con el fin de explicar lo que es la
Generalitat.
Si lo hace los Alcaldes de Catalüí.\a,tienen todo el derecho
a molestarse.
Sólo la probada incapacidad de los Ayuntamientos para explicarles a sus ciudadanos lo,;rgue es el aut09'obierno jú.stif icaría tal procedimiento. Y aún.
Déjenme que les diga ahora algo que ya se temían. el AES
no ha subvencionado a los Boy-Scouts de Cataluña y el Gobierno
de Cataluña sí ha creado Oficinas de Bienestar Social en los barrios.
�21.
Pero la advertencia vale para todos, incluidos los grandes Alcaldes.
Es un código de comportamiento que se nos debería exigir.
(7) Autocontención también, sin embargo, en el derecho a
la susceptibilidad.
Debería ser normal que un ministro asistiera a la ópera
en el Liceo sin tener que pasar por la taquilla del Presidente
de la Generalitat, el Delegado del Gobierno y el Alcalde.
Esto ya comienza a ocurrir.
prevenciones y cautelas .
Pero todavía hay demasiadas
Yo me he tenido que quejar · a veces de algunas actuaciones
simétricas. La esposa de alguna alta autoridad, supongamos, se
ha dirigido al Orfeón de un pueblo sin avisar al Alcalde. Y yo
me he quejado porque el Alcalde me lo ha pedido -y quizás porque en aquel caso hubo infracción de un principio distinto al
de la cortesía.
Pero me he quejado sin convicción.
Los Municipios no tienen fronteras. Ahí reside su fuerza.
No deberían pues añorar las aduanas (els burots)
(8)
Hay que ir más allá: propongo formalmente que Barcelona sea sede de instituciones de ámbito estatal. También he
hecho la oferta, bien recibida por - el comisario Cheysson, de
la CEE, de albergar alguna gran institución europea.
Pero esto es distinto.
Se trata de que algunas, varias,
bastantes si es posible, instituciones estatales o no, de ámbito español en todo caso,fijen su sede en Barcelona.
La Constitución no lo impide. Y los costes, seamos sinceros, tampoco. El Presidente del Gobierno, al que le he comen
tado en alguna ocasión mi deseo de formular esta oferta la ve
favorablemente.
Lógicamente las instituciones que podrían tener sede en
Barcelona son aquellas más relacionadas o con mayor polarización en torno a personas y actividades que son importantes en
nuestra ciudad: en deporte, 15 de los 50 presidentes de Federaciones españolas son catalanes; en ópera; la Constitución no
obliga a nada: quizás el Liceo podría ser oficialmente lo que
es de hecho la Opera de España, como la Scala de Milán es la
gran Opera de Italia; en comercio exterior y relación con Europa; en industria editorial y Ferias Internacionales ... porqué no establecer el centro donde ya está la actividad o gran
parte de ella?
El puente aéreo perdería algunos clientes y ganaría otros.
Por cierto que si el puente aéreo fuese empresa aparte y quisiera administrarse desde donde reside la demanda tendría que establecerse en Barcelona: 50% de sus usuarios salen d e y vuelven a
Barcelona, 25% de Madrid y 25% de otras provincias.
(9)
Barcelona ofrece a Cataluña y España un gran proyecto,
bueno para todos: el de organizar los Juegos Olímpicos de 1992.
�22.
También aquí es importante ver que el proyecto necesita
de la colaboración de todos los niveles de gobierno y un sabio
reparto de protagonismos, que sin embargo no puede traducirse
en una multiplicación de Comités compensatorios. No se trata
de eso.
Si Cataluña y España entera confían plenamente en Barcelona para este objetivo, yo les garantizo que Barcelona devolverá con creces esta confianza.
No han de pasar muchos días antes de que estas palabras
tengan una traducción práctica.
Escuchen: Todos estos criterios · y propuestas no son el
fruto de, simplemente, la buena voluntad/ o de una cierta imaginación; ni siquiera de las necesidades de un Alcalde que defiende los intereses de su ciudad.
NO.
Son el fruto de seis años de práctica política local; el
fruto de una apasionada lectura, desde Barcelona, del proyecto
de construcción de una Cataluña autónoma y una España por fin
moderna; son expresión del deseo, que creo interpretar, de una
generación de barceloneses que quieren ser fieles a la ambición
de sus mayores, la -que se formuló con enorme fuerza en el cambio de siglo, y fieles también a la tenacidad de sus padres,
que en los años menos exhuberantes de la crisis mundial, la gue
rra y la dictadura, supieron guardar y transmitir el mensaje -oculto de aquella amb±ción con nueva sabiduría, con una modestia que fué necesaria y con una eficacia que hoy me permite re
petir con esperanza, con confianza, pero también con exigencia,
cargado de décadas de razón, aquellas palabras de 1898:
España, España -despierta,
arranca las lágrimas de madre,
sálvate de tanto mal
que el lloro te vuelva fecunda, alegre
y viva.
Espanya, Espanya -retorna en tu
arrenca el plor de mare!
Salva't, oh salva't -de tant de mal
que el plo et torni feconda, alegre i
viva.
18 de febrero de 1985.
�
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3879
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Un modelo de gestión para el Estado / Conferència
Creator
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Maragall, Pasqual, 1941-
Format
The file format, physical medium, or dimensions of the resource
Textual
Abstract
A summary of the resource.
Promoció de l'esport. Hospitals municipals. Serveis Sanitaris. Droga, drogodependència i violència.
Spatial Coverage
Spatial characteristics of the resource.
Club Siglo XXI (Madrid)
Language
A language of the resource
Castellà
Subject
The topic of the resource
Autogovern
Gestió pública
Administració local
Autonomia
Barcelona
Sanitat
Ocupació
Seguretat ciutadana
Acció política
Espanya
Catalunya
Type
The nature or genre of the resource
Conferència
Date
A point or period of time associated with an event in the lifecycle of the resource
1985-02-18
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